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Microuniversos.

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Dentro de nosotros hay un microuniverso, libre y sin miedo, donde solo hay belleza.
Donde elegimos ver lo que nos hace bien, inventamos paisajes con las ruinas y hacemos héroes a los árboles vencidos.
No hay ira, ni tiempo.
Ojalá todos tengáis ese reino al que viajar, allí donde yo voy cada vez que escribo.
Que os escribo.

Tu vida, el mejor poema.

IMG_20171020_063108_957 Paseaba por París y quise fabricar un poema a este escaparate tan lleno de vida. Paso tantos amaneceres y domingos a la búsqueda de algo bello que escribir, que casi olvido que la poética no es siempre algo inventado. Que la imaginación y la memoria a veces nos hacen el trabajo, visten un escaparate con nuestros mejores momentos: los besos robados, aquello que lograste, lo que vino sin esperarlo, la voz que te nace del silencio, lo que hacemos por amor, las fronteras a las que viaja el adiós y todo lo que entre líneas aprendes de ti mismo. Los versos más bonitos nacen de la metáfora que entiende el que te quiere bien y de los brindis que riman con tus mejores amigos.  Al final de la vida seremos lo que ya hemos sido, lo que ya hemos escrito. Por eso este afán mío en  amaneceres y domingos en los que ayudo a la imaginación y la memoria a que vistan de fresa y chocolate un cristal con los instantes más bonitos.

El río que llama a la paz (#Ebro).

IMG_20171107_064602_616 Cuando tengo la mente confusa, camino. Tan oscuros los pensamientos  como azul el cielo: confío en la sabiduría de este último.
Camino lento (así hago la revolución en un mundo donde cada cual ostenta buenas razones para la prisa).
Camino sola, ordeno mejor lo que se me desordena.
Camino en lo que tengo (un río) y camino sin hora en el ahora.
Camino por los que no pueden caminar o por tantos otros que corren senderos negros para salvar la vida.
Ha habido y habrá otros caminos, pero hoy me acoge el #Ebro: el que se pone verde botella cuando llueve, el que une pueblos que se dicen distintos, el que veo todos los días, el que es mi hogar. Camino el río que  me llama a la paz.

Mujeres que surfean la vida.

IMG-20171017-WA0002Basta de mapas o planes,  concluyeron dos amigas: hablaban de proyectos que nacen y mueren, de personas que van y vienen, de ilusiones podadas y brotes de otras frescas, distintas. De mujeres orquesta que escalan problemas y cuidan flores, que son humanas y se quiebran, que son heroínas y hacen cima.  De viajes que buscan dunas y silencio, belleza y horizonte.  De cómo hacen para que el día se pare un rato sin que nada se pare. De cómo, decir adiós a tantas cosas, es un golpe de marea. De cómo con retales de vida inventan universos propios más allá del cielo. De no luchar ya contra los días, ni afanarse en conquistarlos: mejor surfear cada cosa que llega tras la estela de lo que traigan las nubes. Abandonarse a la incertidumbre. El único mar en calma es el que pinta la noche cuando nos quedamos a solas con ella.

(Fotografía de Ana Serrano Tierz)

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IMG_20170903_111634_826 (1)Deberíamos volver a los lugares donde hemos sido felices, o dibujar un mapa con todos ellos. No es un canto a la nostalgia, sino a la certeza de que la imaginación vuela a los que ya no están; mejor soñarlos entonces en rincones alegres, mejor desde el trono de los buenos ratos y en las esquinas de la memoria que huelen a verano. Por eso, puestos a dar gusto al recuerdo, que sea al calor de las piedras de todos esos lugares en los que hemos sido tan felices.