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¡Hasta el infinito y más allá!

IMG_20180422_144712956 Cuando no sepas hacia dónde ir, acude al infinito. El del cielo que te habla o el viento que canta olas de silencio. Un abrazo en la noche y siglos de arena.

Cuando no sepas qué, elige el infinito. El de cualquier cosa que susurre calma y aquel barco que te lleve mejor hacia ti mismo.

Cuando no sepas por qué, pregunta al infinito. El que responde con una pregunta libre, libre de miedo, libre de odio, libre de podio, libre de razón, libre de tiempo.

 

#sermujer

IMG_20151017_111354260 Un buen amigo me pidió que hablara unos minutos con trescientas mujeres de los slums de Bombay sobre qué es #sermujer. Cuando puse los pies en India lo primero que vi fueron saris de mil colores picando carreteras a cincuenta grados, descalzas con cestos de arena en los andamios, caminando kilómetros en chanclas, bajando la cabeza tantas veces. Vi mujeres preciosas; a su lado las europeas resultamos desteñidas. Pensé que da igual rica o pobre, famosa o anónima, de aquí y de allá, hay algo en nosotras que nos impide florecer sin culpas, una especie de ¿quién soy yo para hacer esto?, porque guardamos en las células siglos de ¿quién eres tú para hacer esto?. Les conté que mi abuela fue muy pobre y jamás pensó que llegara a tener una nieta que iba a estudiar, a viajar sola, a contar a otras mujeres al otro lado del mundo que tal vez ellas no pudieron, pero sus hijas podrían. Que a  veces son los que más amamos quienes nos miran con ese ¿quién eres tú para hacer esto?. Por eso  las mujeres del slum,  que cosían ropa, tendrían que seguir tejiendo esa red de autoayuda: para decirse las unas a las otras que se puede. Para llorar juntas cuando castren sus sueños. Para ser una misma sin pena ni castigo, sin esconderse. Para ser más fuerte. Para sobrevivir. Para vencer.

Somos los #Reyes de nuestro mundo.

IMG_20180202_063154_647 Por fin encontré mi trono de árbol, hierba y agua, en uno de mis paseos por la ribera. Me senté con dignidad… como si esta silla me hubiese estado esperando desde siempre, y recordé los versos de Henley, Invictus: «soy el maestro de mi destino, el capitán de mi alma». Cada uno de nosotros somos un ecosistema genético único, un pequeño universo que requiere gobernanza e inteligencia para moverse de la mejor manera posible en este viaje. Por ello, todos deberíamos tener un salón del trono desde el que gobernemos nuestro mundo: un lugar donde sentarnos y tomar decisiones, perdonarnos, declarar la guerra a lo que nos hace infelices, abolir preocupaciones tontas, donde retirarnos y ordenar que se alcen los muros que protegen el silencio. Donde ningún enemigo adivine debilidades y repensemos con reposo nuestras fronteras, donde el amor invente excepciones a leyes que la razón escribió. Donde seamos los #Reyes de nuestro Yo.

Un lugar más habitable

IMG_20180128_132206_054Pensé que en un mundo a veces inhabitable, sabemos fabricar belleza. Que en días difíciles esculpimos y en los grises escupimos con amor, en un lienzo imaginario, el color que nos huye. En el caos dibujamos geometría. Ponemos música al dolor y narramos, bailamos, cantamos. Pensé que en un mundo, a días inhabitable, nos inventamos otros paralelos, con su propia lógica. Que con las manos, la boca, los ojos, el cuerpo, la mente, el lenguaje, el sonido, la piel, edificamos. Por eso me gustan los artistas que nos abren ventanas y me gusta el nosotros que se pone artista y hace algo de magia en la suya, su ventana.

Pensé en todas las ventanas invisibles que hacen de este mundo un lugar más habitable.

Viajar.

IMG_20170901_062348_638 La primera vez que fui a París me lesioné. La segunda, corrí para salvar la vida, pero esa es otra historia. París lo anduve sola llegada desde India, en un entremés entre unos viajes y otros, y caminando sus calles pensé mucho, como solo piensa quien viaja solo. Viajar. Hay personas que viajan aunque el viaje no cale en ellos y viajeros que lo son se muevan o no. Viaja quien visita otras vidas,  quien sabe caminar con los zapatos del otro. Viaja quien se abre a nuevas experiencias, quien busca aire fresco. Viaja quien renuncia a lo de siempre aunque lo de siempre le acompañe en cada renuncia. Viaja quien aprende y arriesga los cimientos de su mundo conocido. Viaja quien explora lo que le da miedo, pese a todo. Viaja quien acepta el cambio y su incertidumbre. Viaja quien lee sin remedio y abre ventanas, con cada historia, a otros mundos. Viaja quien decide vivir la vida en movimiento sin que importe el destino o las lesiones, si lo hace solo o acompañado, si llega o no a buen puerto.
Nunca, en los viajes a París, encontré la luna de miel que buscaba. La primera vez, me lesioné. La segunda, corrí para salvar la vida: cuánto me gustaría contaros cómo esa carrera me trajo amigos, mucho sur y momentos robados de arena y azul. Pero esa… es otra historia.