Todas somos princesas
Esta es una perfecta ventana de cuento, la hice en Cambridge y pensé que era, sin duda, la ventana del castillo de Reyeslandia. Carambolas de la vida, ahora cuelga en la pared de un centro de acogida donde se arropa y lame las heridas a mujeres que ejercen la prostitución. La vida no suele ser un cuento, pero pese a lo que nos cuenten o nos contemos, lo que cuenta es recordarnos unas a otras que todas, digo TODAS, tenemos corazón de princesas.