Cuando no sepas hacia dónde ir, acude al infinito. El del cielo que te habla o el viento que canta olas de silencio. Un abrazo en la noche y siglos de arena.
Cuando no sepas qué, elige el infinito. El de cualquier cosa que susurre calma y aquel barco que te lleve mejor hacia ti mismo.
Cuando no sepas por qué, pregunta al infinito. El que responde con una pregunta libre, libre de miedo, libre de odio, libre de podio, libre de razón, libre de tiempo.
Hay días que solo quiero ser un tronco que el agua se lleva y acuna el azar.
¿Tanto importa dónde nos lleve la corriente?
¿Tanto importa echar raíces o perderlas?
¿Tanto importa tanto pensar? ¿Tanto importa que la deriva azote un rumbo que siempre nos lleva al mar?
Hay días que solo quiero ser un tronco que el agua se lleva y acuna el azar.
#Flotar en silencio. #Flotar en el agua. #Flotar en el tiempo. #Flotar en la nada. #Flotar.
Hace sólo unos meses que soy árbol y ¡ayer me salió del estómago esta hoja iluminada! Pensé que esto debe ser lo que llaman primavera: el comienzo de algo incluso cuando un día tonto te hable en lenguaje de final.
Decidas o no estar presente en tu vida, la música sigue sonando: nacen notas de los troncos, las hojas bailan salsa donde violines blancos tocaban Réquiem, una nota renace en un compás soleado.
Decidas o no ser feliz, todo te grita que sacudas del corazón el invierno y escribas #comienzo donde antes sentías #final: eso debe ser lo que llaman primavera.
Ya no quiero cambiar el mundo: le dejo en paz si me deja en la paz.
Dejadme apagar el móvil, que hoy cocino silencio, la metáfora se presenta a cenar. Tal vez tenga una cita con un verso libre, si me deja a mí libre con mi verso.
Dejadme salir por ahí, a caminar en algún sitio entre el aquí y el ahora.
Dejadme tiempo, que tengo que salir a buscar poesía. Si la encuentro o no, es cosa mía.
Este árbol me miró con sus pinturas de guerra, pero no me di por aludida: la única tierra que merece ser conquistada es la paz de uno.
No conozco lucha en la que no pierda el corazón. Por eso son bien pocas las veces que guerreo o me atrinchero en esa razón que cada cual presume propia. De normal, prefiero perder; gano así lo que me importa.
La lucha no es la solución a todo ni la razón la única espada, ni la trinchera la mejor defensa. Se lo digo al árbol, por si me escucha. Por si se cansa de guerras.