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Ponerse hasta arriba de #azul

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Vengo de un retiro digital que me ha dejado algo de tiempo para  lo que me gusta, y para pensar sobre todas esas cosas que quiero hacer: paisajes por caminar, metas, alguna que otra batalla, sueños y mapas que dibujo en año nuevo y lanzo el tiempo en una botella llena de incertidumbre.
Me digo que todo buen viajero debe saber hacia dónde va. Allá que voy,  y marco el rumbo.
Pero también me digo que nada merece la pena si, en el mientras, pierdo el azul. El brillo. Nada merecerá la pena si dejo de ser la loca que se arrima a los árboles para ver cómo hablan con el cielo, nada habrá servido si aparco las botas que me han llevado a tantos sitios, o si guardo la alegría que tantos años me costó.
Este año quiero cantar bien alto las cosas bonitas que busco, sobre todo, en los días en que nada señala belleza ni nadie entona una canción. Quiero estirar las ramas y, por fin, tocar algo de cielo, que ya me toca, pero nada merecerá la pena si pierdo la locura que me mantiene sana, la que juega y se da un banquete de todas esas cosas llenas de #azul.

Quiero caminar ligera

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Iba a escribir sobre la contradicción del naranja tan alegre que tienen las hojas en otoño, justo antes de caer, como canto de pájaro espino. Cuando no ejercía de caminante, noviembre me comía el ánimo y la luz, que se me iban como a otro planeta. Pero cómo voy a deprimirme ahora, que no hago sino ver durante horas árboles y suelos llenos de naranja calabaza , como anunciando que la vida sigue más allá de todos los inviernos.
Me pregunto, el día que yo sea hoja y pájaro espino, cuál será mi canto al final del otoño.
Ojalá sea uno donde grite a capella  que caminé ligera: de miedos y envidias, afanes que no eran míos, corsés que me apretaban, vidas que no quería, personas que no me hacían bien, libros con los que no aprendí y batallas que nunca quise luchar.

Ojalá sea ese, dentro de muchos noviembres, mi último naranja.

#solidez

solidezEsto va para todas aquellas personas en las que uno se puede apoyar.

Para los árboles en cuyo tronco lloramos.

Para las amistades que nos dan sombra en un desierto insoportable.

La solidez no gana premios, no hay Nobel a la solidez, los influencers no hablan de ella.

Pero con el paso del tiempo yo más la busco.

Cada día yo más voy a todos esos árboles que me prestan sus hombros.

Me arrimo.

Me arrimo, busco cobijo.

Si me arrimo me dan mimo y yo les devuelvo el favor con estas palabras que canto y que rimo.

 

Seres de luz y sombra

IMG_20180616_103452648 Me gustan los objetos y las personas que con su luz y su sombra llenan por sí solas el espacio. Me recuerda que la soledad tiene su encanto y su brillo, cierto misterio que sólo conoce quien está dispuesto a viajar con uno mismo allá donde sea. Por eso ando por aquí y por allá cámara en mano atrapando esa elegancia, las de los troncos fuera del árbol y las hojas que vuelan libres caídas de la rama.

Entiendo tan bien a todos esos  seres que habitan el silencio, las de todas esas cosas que llenan el espacio vacío,  las de todos aquellos que lucen tan intenso en su luz como en su sombra.

#loca por la #paz

paseanteentraje Vi a un hombre paseando por el bosque en traje y corbata y lo seguí. Pensé  que un golpe de locura le llevaba al buen hombre al barro del camino en zapatos de piel y traje de seda. Luego recapacité, a lo mejor la loca era yo por seguir a un señor en traje y corbata por caminos perdidos: le dejé en paz con su misterio y me retiré a la mía, a mi paz, que recupero paseando cámara en mano, normalmente sin seguir a nadie.

Hay gente que me lee y piensa que sé más que ellos de serenidad, de lucidez, y  que me levanto por las mañanas cantando sabiduría.  En verdad porque  pierdo el equilibrio más que nadie, lo busco con más ahínco. Camino para encontrarlo y escribo como remedio cuando ya no lo tengo, procurando recordar que la paz es un sendero al que hay que echarse, cada día, con lo puesto.