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Mujeres que surfean la vida.

IMG-20171017-WA0002Basta de mapas o planes,  concluyeron dos amigas: hablaban de proyectos que nacen y mueren, de personas que van y vienen, de ilusiones podadas y brotes de otras frescas, distintas. De mujeres orquesta que escalan problemas y cuidan flores, que son humanas y se quiebran, que son heroínas y hacen cima.  De viajes que buscan dunas y silencio, belleza y horizonte.  De cómo hacen para que el día se pare un rato sin que nada se pare. De cómo, decir adiós a tantas cosas, es un golpe de marea. De cómo con retales de vida inventan universos propios más allá del cielo. De no luchar ya contra los días, ni afanarse en conquistarlos: mejor surfear cada cosa que llega tras la estela de lo que traigan las nubes. Abandonarse a la incertidumbre. El único mar en calma es el que pinta la noche cuando nos quedamos a solas con ella.

(Fotografía de Ana Serrano Tierz)

Equilibrio.

IMG_20170825_061921_361 Hay gente que tiene soluciones a conflictos imposibles. Dibujan un plan para un mundo nuevo donde, al parecer, no volverá nada de lo que siempre ha enfrentado a los hombres.
Yo sólo sé que hoy me mantengo en pie. Una piedra sobre otra. Busco la gravedad y la quietud que extravié ayer.
Yo sólo sé que hoy viajaré, al final del día, a ese lugar dentro de mí donde están todas mis piedras. Recogeré las perdidas en tropiezos y piruetas.
Sólo sé que hoy  encontraré mi equilibrio.

Territorio del alma.

68842(1)Qué nos rompe por dentro. Qué despierta el hacha, si ayer soñábamos miel. Qué trunca la fuerza que en otras tierras vuela sobre el infinito. Qué despierta el poder que otros días yace vencido. Qué nos atrevemos a explorar, qué cambiamos de nosotros mismos. Qué hace que volvamos a casa después de un amor, una guerra, un intento, un algo más aprendido.
Los valientes viajamos a las fronteras de todo aquello que nos apela. A veces, celebramos la conquista de una cualidad desconocida. Otras, la fragilidad nos dice que levantemos un muro: de descanso,  de defensa, de prudencia, de cariño.
Susurramos cansancios y alegrías sobre la línea que dibuja nuestro mundo conocido: la muralla que la experiencia mueve de noche y con sigilo, para que al alba miremos cómo ha cambiado el territorio del alma.

(fotografía de www.jesustejel.com)

Las mareas de lo que amamos.

20242(1)Mis amigos y yo creíamos que los días son una batalla donde el que lucha gana y que, en la noche, el mundo se dividiría en vencedores y vencidos.

Creíamos en  mapas y planes, y en la diosa Razón.

Dejé la espada y me hice medusa. Con la corriente y el viento, me muevo ligera en las mareas de todo aquello que amo. Y ahora por fin bailo feliz la certeza de la incertidumbre.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Una locura, lo sensato.

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Por amor. Por sobrevivir, o por la búsqueda de un mejor vivir. Porque sí. Cuando no queda otro remedio. Cuando no se cometieron en su día y se nos extraviaron experiencias. Cuando un desastre nos aboca a la huida o un deseo de cambio, a la vida. Por salvarnos, porque también a la razón le susurra la intuición que no todo tiene garantías, que el ensayo y su error es razonable en los grandes y pequeños sinsentidos. Hay veces que una locura es lo sensato, y la serenidad nombra capitán al desorden, Momentos en que el mejor arquitecto es uno mismo cuando rompe los cimientos de todo aquello que le limita para amar, sobrevivir, o mejor vivir lo que nos encuentra mientras navegamos el alma.