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Tardes tontas y paraísos cercanos

Alquimia con café 2-10Domingo tonto, cabeza enmarañada y alma nubosa, me salí al Ebro. Caminaba rápido pensando en algún gran viaje, vacaciones de mí misma, rutas vitales nuevas. Vi un grupo de gente con trípodes y cámaras, como si sin decir nada hubiesen quedado todos. Me contagié y allí me senté, dejándome exorcizar por el agua y la luz del paraíso de andar por casa al que me llevó una tarde tonta. A cinco minutos de mi vida.