Ir de no-compras en el día de la no-madre
¿Soy la única mujer a la que no le gusta ir de compras? Ayer tarde salí decidida a romper el maleficio, y no encontré sino jerseys con agujeros (que alguien explique a los fabricantes que en Zaragoza a poco que sople el cierzo…), zapatos con dos metros de tacón (las que los llevan no viven en mi calle de dudoso embaldosado) y filas de gente que compraba jerseys con agujeros. Así que me fui al corte inglés. Ingenua. Algo extraño en la zona de libros… de repente todos los títulos eran algo así como «Cenicienta en tacones», «Los amores de Silvia», la novela romántica en primera plana.. libros de cocina y de cómo gestionar los sentimientos, mujeres que se abrazaban en la portada…¿qué ocurre??? Oh my God: el día de la madre. ¿Qué regalaba la gente hoy en día? Sin duda, algo original. Pues no. En la sección de cocina no le compraban una guía de vinos para darse un gustazo, sino un libro de infusiones. En la de perfumes un hombre iba perdido, tanteando uno de Britney Spears,
la de autoayuda estaba a rebosar, y lo mejor: esos libros pequeños de «Una madre es lo mejor», con frases bonitas y flores. Salí con poca fe en la raza humana, pensando que si yo fuera madre me gustaría que me regalaran una vueltecita en una Harley, una botellita de Moet Chandon, un libro de alguna diva gamberra o, en su defecto, (así mis hijos tuviesen cincuenta años…) un dibujo de «te quiero mamá», como los de antes de toda la vida que hacíamos en el cole. Eso es lo que le regalaría a la mía y, en vez de ir de no-compras, me la llevaba a la ribera con un sandwich y una caña, a celebrar lo que sea. Como yo dibujo fatal, se me ha ocurrido todo esto para felicitar a las amigas-mamis: queridas mías, hacer sopitas para los vuestros está bien pero nunca, nunca olvidéis que os merecéis una cata de vinos, una Harley o cualquier otra pequeña o gran aventura. Antes muertas que permitir que os regalen una batidora. !Felicidades!