Las mareas de lo que amamos.
Mis amigos y yo creíamos que los días son una batalla donde el que lucha gana y que, en la noche, el mundo se dividiría en vencedores y vencidos.
Creíamos en mapas y planes, y en la diosa Razón.
Dejé la espada y me hice medusa. Con la corriente y el viento, me muevo ligera en las mareas de todo aquello que amo. Y ahora por fin bailo feliz la certeza de la incertidumbre.
(Imagen de www.jesustejel.com)
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