Mis decálogos

Vivir sin mapas

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Para vivir ya no quiero mapas; los justos aquí y allá que alerten de algún precipicio innecesario y orienten la medida de un buen botiquín. Me fabriqué una brújula con restos de errores y aciertos, y me eché a la vida con pocas intenciones: la de amar, la de intentar, la de aprender y la de escribir. Cada cual en su viaje, las suyas.
Para vivir ya no quiero mapas, me distraen del camino. Cuando me pierdo, pregunto. Cuando me canso, me paro. Cuando el alma coge frío, pido refugio. Cuando alguien se pierde, le guío. Cuando alguien se cansa, le ayudo. Cuando tengo el corazón lleno, doy refugio.
Para vivir ya no quiero mapas, porque me dan igual los puertos o los destinos, que de qué me sirve a mí llegar a ningún lado si de camino, con las prisas, los miedos o los anhelos tontos, pierdo las intenciones: la de amar, la de intentar, la de aprender, la de escribir.

Para volar no necesitas alas.

79833Para volar no necesitas alas.
Se puede volar en el silencio.
En un abrazo inesperado, en el susurro en la nuca que sólo tú has de escuchar.
En aquello que fue, en lo que es, en lo que vendrá.
Se puede volar con amigos, planeando sobre las risas que planean risas.
Se puede volar solo.
Incluso cuando caigas en picado, vuela.
En un paseo, un baile, en el agua.
En un libro y sus mundos posibles.
En esa melodía que te da superpoderes.
Vuela en el escondite que te inventas, en la decisión que tomas, en lo que dejas atrás, en el corte de mangas al mundo, en lo que emprendes, en lo que estás dispuesto a ser. Para volar, !no necesitas alas!
(fotografía de www.jesustejel.com)

Libre.

Orquídeas en el Mercado de las Flores de Paris, 2006
Cuando sea mayor quiero ser libre. Para dar, aunque no me lo pidan. Para guardarme el tiempo y los besos, aunque me los pidan. Para que un pensamiento vuele por encima de cárceles y prisas. Para que una mirada diga lo que callo. Para vivir mi vida inventada en un despiste de la otra, la que llaman real. Libre para pedir ayuda, libre para prestarla. Para reírme del miedo, que se disfraza de tantas cosas tontas a lo largo de la vida. Libre para decir hola y adiós. Para amar, como si no hubiese un mañana, aquello que lo merezca. Para que el corazón dibuje fronteras sin dar explicaciones, o abra puertas a lo que le haga bien. Quiero ser libre para ejercitarme en las locuras que sea sensato cometer. Para no esperar ya un nosequé. Libre para atarme y desatarme de causas y personas según yo misma dicte sentencia. Libre para soñar. Para hacer silencio en el ruido, y risas en el silencio. Para ser poderosa y valiente, sin complejos. Libre para ser frágil y ponerme un traje de flor que cante delicadeza. Resulta que ya soy mayor. Y soy libre.
(fotografía de Jesús Tejel www.jesustejel.com)

Dentro de ti.

23juliosazume2013
Hay un lugar dentro de ti, un refugio.
Una habitación interior donde el silencio te ampara.
Donde vuelas por encima de tus pensamientos.
Una cueva calentita en la que, estar solo, es estar acompañado.
Donde el reloj sólo marca Aquí y Ahora.
Una isla donde Eres.
Ay, ¡ese lugar sin nada, que nada dentro de ti!
(Ilustración de Sabina Blasco Zumeta)

El árbol que eres (Otoño)

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Desde que soy árbol, me gusta el otoño. Qué felicidad sacudirme hojas muertas, ideas que ya no valen, y todo aquello que no ha de volver. Que sea la calma la que diga adiós a la locura del verano. Un buen peeling al tronco, yoga con las ramas y estiro bien la copa, arriba y arriba, para que mire con gracia la luz y el cielo. ¡Vuelvo a ser ligero!
Desde que soy árbol, me gusta el otoño.