Mis decálogos

Un alma de ojos abiertos.

IMG_20171001_083446_455En otoño, el naranja más bonito nace de la mudanza. Hay belleza en una rama que se quiebra, en caminos que terminan, hojas que caen y en todo lo que se va, vuelva o no en primavera. El cambio es la rutina de todo lo que vive: mejor volar por encima de alegrías y tristezas, mejor no atarse a razones o enfados, mejor ponerle un lazo a las derrotas y cantarle una nana a los adioses. Mejor quedarnos siempre con la belleza que reside en todas las cosas, si aprendemos a mirarlas con un alma de ojos abiertos.

Volver

IMG_20170903_111634_826 (1)Deberíamos volver a los lugares donde hemos sido felices, o dibujar un mapa con todos ellos. No es un canto a la nostalgia, sino a la certeza de que la imaginación vuela a los que ya no están; mejor soñarlos entonces en rincones alegres, mejor desde el trono de los buenos ratos y en las esquinas de la memoria que huelen a verano. Por eso, puestos a dar gusto al recuerdo, que sea al calor de las piedras de todos esos lugares en los que hemos sido tan felices.

El árbol que eres (verano y siesta)

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Desde que soy árbol, me gusta el verano.
Todo mi verde se lo presto a la pereza, que al mediodía acude al abrazo de mi sombra. Quisiera ser baobab para meteros a todos en mi tronco, soplar un sueñecito risueño, de esos que huelen a juegos e higuera.
Desde que soy árbol, me gusta el verano. Y la siesta.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Territorio del alma.

68842(1)Qué nos rompe por dentro. Qué despierta el hacha, si ayer soñábamos miel. Qué trunca la fuerza que en otras tierras vuela sobre el infinito. Qué despierta el poder que otros días yace vencido. Qué nos atrevemos a explorar, qué cambiamos de nosotros mismos. Qué hace que volvamos a casa después de un amor, una guerra, un intento, un algo más aprendido.
Los valientes viajamos a las fronteras de todo aquello que nos apela. A veces, celebramos la conquista de una cualidad desconocida. Otras, la fragilidad nos dice que levantemos un muro: de descanso,  de defensa, de prudencia, de cariño.
Susurramos cansancios y alegrías sobre la línea que dibuja nuestro mundo conocido: la muralla que la experiencia mueve de noche y con sigilo, para que al alba miremos cómo ha cambiado el territorio del alma.

(fotografía de www.jesustejel.com)

Las mareas de lo que amamos.

20242(1)Mis amigos y yo creíamos que los días son una batalla donde el que lucha gana y que, en la noche, el mundo se dividiría en vencedores y vencidos.

Creíamos en  mapas y planes, y en la diosa Razón.

Dejé la espada y me hice medusa. Con la corriente y el viento, me muevo ligera en las mareas de todo aquello que amo. Y ahora por fin bailo feliz la certeza de la incertidumbre.

(Imagen de www.jesustejel.com)