Un alma de ojos abiertos.
En otoño, el naranja más bonito nace de la mudanza. Hay belleza en una rama que se quiebra, en caminos que terminan, hojas que caen y en todo lo que se va, vuelva o no en primavera. El cambio es la rutina de todo lo que vive: mejor volar por encima de alegrías y tristezas, mejor no atarse a razones o enfados, mejor ponerle un lazo a las derrotas y cantarle una nana a los adioses. Mejor quedarnos siempre con la belleza que reside en todas las cosas, si aprendemos a mirarlas con un alma de ojos abiertos.