Solitarios con propósito
El Ebro acoge a solitarios con propósito,
que salen a flirtear con el silencio
en una cita consigo mismos.
Cuando nadie los ve, hablan con el agua
o dejan que el agua les hable.
Luego vuelven a sus vidas normales,
donde yo ya no sé si son solitarios o tienen propósito alguno,
donde ya no es una mañana de domingo,
donde ya no sé si hablan
con el silencio.
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