El arte de esperar
A veces voy al otro lado del Ebro, al atardecer, y espero. Por unos minutos el sol se despide de las cosas con este naranja mágico sin filtros, sin efectos especiales.
Esperar es todo un arte que a mí se me da fatal, a pesar de la certeza de que las mejoras cosas en mi vida se han cocinado en tiempos de espera, entre aviones, amores, desastres o triunfos, ajenas a mi voluntad o mis intentos. Por eso camino tanto, porque es la única manera que mi cuerpo encuentra para vivir en gerundio cuando todo parece quieto.
Esperar es un arte que te enseña a mirar. Todo aquello que ni buscas ni intentas, todo aquello que ni ves cuando corres, todo aquello que en tu ausencia el sol tiñe de naranja mágico.
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